En el vertiginoso mundo de la gastronomía actual, donde las tendencias cambian día a día, el verdadero desafío para el cocinero amateur sigue siendo dominar los platos que brindan confort. Desde la búsqueda obsesiva de la guarnición perfecta hasta la necesidad de resolver una cena nutritiva en tiempo récord, la cocina casera tiene sus propios mitos y verdades. A continuación, presentamos dos propuestas infalibles: la técnica definitiva para un puré de papas que no falla y un salteado de pollo al estilo tailandés que está listo en lo que dura un suspiro.
La verdad de la milanesa sobre el puré
Basta con mencionar el puré de papas en una reunión familiar para que se desate la polémica. Están los puristas que juran que solo lleva leche y manteca, y enfrente, los detractores que abogan por el aceite y la sal. No faltan las voces disidentes que sugieren vinagre de manzana o incluso, para el horror de muchos, mayonesa. Todas estas opiniones suelen caer como sentencias definitivas sobre aquel que, en un rapto de esperanza, googleó una receta buscando superar al de paquete o igualar ese plato glorioso que prepara la suegra o la madre de un amigo.
Para vos, que sentís que todos tienen el secreto menos vos, acá está la posta. No hace falta complicarse la vida para lograr ese acompañamiento ideal de milanesas, salchichas y churrascos. La clave de esta versión “caserísima” radica en el respeto por los ingredientes básicos y la paciencia en la cocción. Se necesita un kilo de papas, 50 gramos de manteca, 100 mililitros de leche, nuez moscada, sal y pimienta.
El secreto de la textura cremosa
El procedimiento es sencillo pero requiere atención a los detalles. Primero, hay que pelar y enjuagar las papas, cortarlas en trozos grandes y llevarlas a una olla con abundante agua. El punto crítico es la cocción: las papas deben hervirse hasta que estén tiernas, incluso es mejor si empiezan a deshacerse solas en el agua. Este paso es fundamental, ya que facilitará enormemente el pisado posterior.
Una vez escurridas y colocadas en un bowl grande, se agrega la manteca mientras las papas aún están calientes, integrando todo con cuchara o tenedor. Luego se incorpora la leche sin dejar de remover y se condimenta a gusto con sal, pimienta y la infaltable nuez moscada. Tenés derecho a decir, al menos una vez, que tenés la receta del mejor puré.
Sabores de Tailandia en quince minutos
Si el puré representa la tradición occidental, la cocina asiática ofrece soluciones rápidas que no resignan sabor. Arnold Myint, ex participante de Top Chef y Food Network Star, se ha propuesto desmitificar la gastronomía tailandesa. El autor del libro Family Thai sostiene que cocinar estos platos no tiene por qué ser un lío ni requerir docenas de ingredientes exóticos o equipamiento especial. Su propuesta es un plato reconfortante que cumple la promesa de la comida tailandesa: mucho sabor con poco esfuerzo.
Myint presenta un salteado de pollo con ajo y pimienta negra que recuerda a las comidas de su infancia y que se resuelve en apenas 15 minutos. Es un ejemplo perfecto de cómo esta gastronomía no se trata solo de picante extremo o técnicas complejas, sino de equilibrio.
Paso a paso del salteado exprés
Para preparar este plato para cuatro personas, se necesitan dos cucharadas de aceite neutro (como girasol), cuatro dientes de ajo machacados, tres cuartos de taza de cebolla blanca picada y medio kilo de muslos de pollo deshuesados y sin piel, cortados en trozos de un bocado. La salsa se arma con dos cucharadas de azúcar, dos de salsa de ostras, dos de salsa de soja (o condimento tailandés) y media cucharadita de pimienta blanca molida.
La magia ocurre en la sartén: se calienta el aceite y el ajo a fuego fuerte hasta que este último se dore, unos cuatro minutos. Se añade la cebolla hasta que esté opaca y luego el pollo, cocinando hasta que la carne empiece a blanquearse. Finalmente, se incorporan el azúcar, las salsas y la pimienta, removiendo hasta que el pollo esté cocido y bien impregnado, lo que lleva unos tres minutos más. El plato se sirve inmediatamente sobre arroz blanco caliente, acompañado de rodajas de pepino y espolvoreado con ajo frito y cilantro fresco, demostrando que lo exquisito también puede ser simple.