La carne asada es mucho más que una simple comida; es un pilar cultural, un sinónimo de encuentro. Aunque los argentinos no inventamos esta técnica, la hemos adoptado y perfeccionado hasta convertirla en un emblema de nuestra identidad. El asado es la excusa perfecta para reunir a la familia y a los amigos, un ritual que nos define.
Orígenes Gauchos de una Tradición Nacional
La historia del asado en Argentina se remonta a mediados del siglo XVI, específicamente alrededor de 1556. En ese año, los conquistadores Juan de Salazar y Espinosa, junto a los hermanos Goes, introdujeron desde Brasil un toro y siete vacas en Asunción, que por entonces formaba parte del Virreinato. Estos animales se multiplicaron con rapidez, poblando las vastas llanuras pampeanas.
En sus inicios, el gaucho, habitante solitario de estas pampas, no consumía la carne como lo hacemos hoy. Su dieta se basaba en el caracú (la médula ósea cocida), la lengua asada y aprovechaba el mondongo y la grasa para fabricar elementos de iluminación. Fue el contacto posterior con los criollos lo que transformó sus hábitos. Juntos, empezaron a desarrollar una nueva forma de cocinar la carne: cavaban un pozo en la tierra, encendían un fuego con leña y, una vez que se formaban las brasas, colocaban los trozos de carne encima. El resultado era una cocción “arrebatada”, dorada por fuera pero prácticamente cruda por dentro, un método rústico pero fundamental para lo que vendría después.
El Asado: Un Ritual que Perdura
Hoy en día, el asado es el plato estrella de la gastronomía argentina y ha evolucionado enormemente. Existen múltiples cortes de carne, cada uno con sus tiempos y secretos de cocción. Se puede preparar sobre una parrilla tradicional con brasas de leña o carbón, o “a la cruz” o “al palo”, una técnica más campera típica del sur del país. También se han popularizado otros métodos como el disco de arado, ideal para cocinar churrascos o piezas de pollo en salsas abundantes.
El ritual comienza mucho antes de que la carne toque el fuego. Primero, se debe limpiar bien la parrilla, calentándola para luego pasarle un papel de diario y remover cualquier residuo. Después, viene el arte de encender el fuego, usualmente con ramas secas y papel, para luego agregar maderas más gruesas que generen brasas duraderas. Una vez que las brasas están listas y se esparcen bajo los fierros, empieza la magia del asador, un rol casi sagrado en cualquier reunión.
El Legado de la Carne: Una Historia de Comunidad en Charleston
Esta profunda conexión entre la carne, la tradición y la comunidad no es exclusiva de Argentina. A miles de kilómetros, en la ciudad de Charleston, Estados Unidos, la familia Murray forjó una historia similar. En 1972, Ernest Murray Sr. fundó “Murray’s Links and Sausages”, una carnicería que rápidamente se convirtió en mucho más que un simple comercio. Ubicada primero en Cannon Street y luego en la esquina de Rutledge Avenue, se transformó en el corazón de un barrio predominantemente afroamericano. Durante décadas, fue un punto de encuentro, famoso por sus cortes de carne, sus partes de animales y, sobre todo, por sus emblemáticas salchichas rojas de receta propia.
El negocio, liderado más tarde por Ernest Murray Jr., continuó prosperando hasta que en 2023, problemas de salud forzaron a la familia a cerrar sus puertas. Sin embargo, la historia no terminó ahí.
Una Nueva Generación Revive la Tradición
En 2025, el legado de los Murray resurgió en una nueva dirección en North Charleston, gracias a Alexus Murray-Stroble, nieta del fundador. Ella decidió tomar las riendas y continuar con la visión de su familia. “Ayudé a mi abuelo y a mi papá durante años en la secundaria y la universidad”, recuerda Alexus. “Conocían a los clientes por su nombre y sabían exactamente cómo querían que les cortaran la carne. Era como una gran familia. Mi abuelo y mi papá siempre tenían papitas fritas y jugos para los chicos, y yo mantengo viva esa tradición”.
Para Murray-Stroble, reabrir “Murray’s Meats” era una cuestión de honor y de servicio a su comunidad. “No podía ni ir al kiosco de la esquina sin que la gente me preguntara cuándo íbamos a volver a abrir”, comenta. “Cuando publiqué en las redes sociales sobre la reapertura, se hizo viral. En ese momento supe que esto era lo que tenía que hacer”.
Innovación y Herencia en el Mostrador
El local actual ofrece una amplia variedad de productos: pavo, jamón, carne de vaca, cerdo, pollo y ahora también mariscos, desde salmón y camarones hasta patas de cangrejo. Pero las salchichas rojas, hechas con la misma receta secreta que Ernest Sr. creó hace décadas, siguen siendo la estrella. Murray-Stroble espera poder volver a distribuirlas pronto en supermercados, como se hacía antiguamente.
Aunque gran parte del negocio se basa en la tradición, desde las recetas hasta la hospitalidad, Alexus también está dejando su propia huella. Como carnicera profesional, trabaja directamente detrás del mostrador, desafiando viejos estereotipos de género. “Me siento muy bien siendo una mujer en esta industria”, afirma. “A veces, los clientes piden que un hombre les corte la carne, y yo les digo: ‘Puedo hacerlo yo misma’. Quiero que la gente sepa que este no es solo un trabajo de hombres”.